El proceso de envejecimiento se hace patente desde edades muy tempranas. A partir de los 30 años empiezan a aparecer los primeros signos de fotoenvejecimiento y cronoenvejecimiento. Es importante hacer un tratamiento preventivo desde la primera aparición de estos signos, para evitar tratamientos más agresivos posteriores.  Los tratamientos más recomendables en esta década son: peelings, vitaminas, mesoterapia o revitalización con ácido hialurónico, toxina botulínica para las arrugas de expresión.

 

A partir de la 4ª década de la vida, se hacen más patentes las arrugas de expresión, las manchas y los efectos de la flacidez por pérdida de de grasa de sostén. Son muy efectivos tratamientos de láser para estimular el colágeno, reducir manchas, cuperosis, borrar pequeñas arrugas y aminorar las más profundas.

 

También tratamientos de radiofrecuencia o ultrasonidos focalizados para la flacidez, sobre todo a nivel del arco mandibular y papada.  Todos estos tratamientos están encaminadas a recuperar la piel. Además de tratamientos con láser, podemos hacer otros para reducir arrugas, elevar pómulos, definir el arco mandibular, mediante el uso de materiales de relleno.

La toxina botulínica, la mesoterapia con factores de crecimiento son tratamientos de fondo que pueden ser usados en cualquier época del año, con pocos efectos secundarios y muy efectivos para para conseguir un aspecto luminoso en la piel del rostro.

 

El tratamiento de cuello, escotes y manos, siempre deben asociarse al facial, ya que se trata de áreas expuestas al sol y a factores ambientales, que sufren también fotoenvejecimiento.